Leyendas de Viesca

Leyendas de Viesca
Salvador Hernández Vélez
Salvador Hernández Vélez

Hace unos días les compartí unas leyendas que circulan de boca en boca en el Pueblo Mágico de Viesca, Coahuila. En esta ocasión les comparto otras leyendas que me hizo llegar Tomás Santoyo, viesquense por convicción.

La leyenda de la Cueva del Indio o de Mínguez: “Dicen, cuentan y aseguran que don José Domínguez acostumbraba llevar a pastar su rebaño de chivas allá por la Sierra del Arco (conformación natural parecida a la de un arco en la Sierra de la Buras) y que un día una cabra se separó del rebaño y que el señor Domínguez (conocido popularmente por Mínguez) fue por ella, pero esta cabra cayó en una cueva, él la siguió, continuó por los senderos que naturalmente se habían conformado en esa pequeña gruta, llegando a topar con un gran tesoro. ¡Oh, qué gran sorpresa!, e ilusionado con haberse hecho de riqueza tan fortuitamente, llenó su morral, las bolsas de los pantalones y buscó cargar cuanto pudo de ese tesoro, pero al llegar a la salida se topó con un indígena imponente que lo apuntaba con su arco y flecha y le dijo con una voz tenebrosa: “Todo o nada”, sorprendido, triste y desconsolado tuvo que dejar su cargamento, porque lo que él cargaba era solo una pequeña porción. Y al regresar al pueblo decepcionado y sin un gramo del tesoro, a muchos les contó tal suceso, que lo tomaron como una vacilada. Mínguez al poco tiempo regresó al lugar y trato de buscar de nueva cuenta la cueva, nunca la encontró”.

La leyenda del Carretón de la Muerte: “Esa surgió a partir de la pandemia que causó la denominada ‘influenza o gripe española’ que asoló a la región, el año de 1918. Quienes lo comentan dicen que ya de tarde en aquellos días en los que no había alumbrado público y la noche era muy oscura se oía el rechinar de la carreta sanitaria que recogía a los muertos que habían sido afectados por la influenza española; además, para que no se propagara se contrató un carretón para que pasara casa por casa a recoger los cadáveres de las personas fallecidas, pero la gente ignorante y con miedo de contagiarse no solamente subía al carretón a los que ya habían fallecido, sino que incluso trepaban a los moribundos y es por eso que cuando pasaba el carretón no solo se escuchaba el crujir de las ruedas sino también los gemidos de los agonizantes inocentes que junto con los muertos iban a dar a la fosa común. Imaginen ustedes el espectáculo cuando frente a alguna casa se estacionaba el carretón de la muerte. Con el paso del tiempo se comenta que se siguió escuchando el crujir de las ruedas, el rechinar de los ejes y el gemir de los moribundos”.

La leyenda de la Mujer de Blanco: “Quizás sea ésta una de las más recurrentes leyendas de tierras occidentales; existen docenas de versiones de la misma historia. La correspondiente a Viesca es la siguiente: La mujer de blanco, es el espectro de una mujer que recorre la Orilla de Agua en el tramo correspondiente entre las avenidas Constitución y Guerrero, va elegantemente vestida y con muchas joyas, dicen que sale del Portón de la Casa adjunta a la de la familia Ramírez Leyva (ambas fueron propiedades de doña Luisa Ibarra viuda de Zuloaga), a varios hombres se les apareció y los acompañó por esa calle, siempre y cuando llevasen unas copas de más. También dicen que se aparece en las viejas fincas del pueblo”.

La leyenda del Gran Pez: “Los antiguos pobladores de Viesca y de la Villa de Bilbao anteriormente atestiguaban la existencia de una extraña criatura en las aguas de los manantiales -muchos argumentaban que los que lo veían eran producto de la confusión producida por ramas y árboles que habían caído al agua-. Era una supuesta criatura acuática desconocida que, según la creencia popular, habitaba en las aguas del manantial conocido como ‘Túnel’. Entre los pobladores de la región era frecuente el rumor de la existencia de un monstruo al cual denominaban como el Gran Pez, que salía de las aguas del manantial, el cual provenía de un gran río subterráneo, principalmente emergía de noche, tenía el cuerpo del tamaño de una vaca. También afirmaban que el tal supuesto monstruo era carnívoro, alimentándose muchas veces de los animales que se acercaban a tomar agua. Aunque tales rumores más parecen una elaboración de un mito, que no se podrán demostrar, debido a que ya no existe el manantial”.

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