Viacrucis hospitalario

Viacrucis hospitalario
Salvador Hernández Vélez
Salvador Hernández Vélez

Hace unos días el director de la Facultad de Medicina de Saltillo de la UAdeC me invitó para tomar parte en una charla con los alumnos de nuevo ingreso. Ellos tienen en promedio 18 años de edad. Estarán terminando su carrera y la especialidad dentro de unos diez años. Justo al iniciar el segundo cuarto de este siglo. Les comenté sobre el libro “La Física del Futuro”, de Michio Kaku; este autor nos habla, en uno de los apartados, del futuro de la medicina, de los grandes cambios que vendrán.

En este texto Kaku nos comenta de los descubrimientos prodigiosos que nos esperan de ahora al 2100. Dice que el fundamento de todas estas innovaciones está en la informática, la nanotecnología, la inteligencia artificial, las telecomunicaciones, la biotecnología y la teoría cuántica. Augura que para antes del 2030 se eliminarán las visitas a la consulta del médico. En una pantalla mural seremos atendidos por un robot médico, que nos hará una serie de preguntas sencillas:

¿Cómo se encuentra? ¿Dónde le duele? ¿Cuándo empezó el dolor? ¿Con qué frecuencia le duele? Cada pregunta la responderemos eligiendo entre un simple conjunto de respuestas, que nos serán dadas de “viva voz” del robot. Y a partir de ello surgirá otro bloque de preguntas y luego el robot médico podrá dar un diagnóstico basado en las experiencias de los mejores doctores del mundo. El robot analizará también los datos que le suministren el cuarto de baño, las prendas de vestir y los muebles, que, provistos de unos chips de ADN, habrán estado monitorizando nuestra salud. El robot también podrá pedir al paciente que se explore con un escáner para obtener una Imagen por Resonancia Magnética. Y si el problema es grave, el robot le encargará que visite a un especialista en el hospital.

Después de compartirles los adelantos médicos que se están llevando a cabo en Institutos de Investigación del mundo, les compartí mi experiencia médica de hace unas semanas. Acudí a mi consulta de rutina con mi urólogo el 7 de junio pasado, en Torreón, quien me ordenó un ultrasonido de próstata. Después de los 50 años, los médicos sugieren revisarse el crecimiento de la próstata. Este estudio apoya el diagnóstico mediante la imagenología, la que permite visualizar el estado de la próstata. Para el examen indicado hay que tomar suficiente agua, hasta no poder más, y aguantarse de desalojarla. Les comenté que en el estudio anterior, al término del mismo, no podía orinar bien. Lo hacía en pequeños abonos.

En esta ocasión, también como resultado de tomar demasiada agua y retenerla, me enfrente de nuevo con la situación de tener mayores y graves dificultades para orinar. Las indicaciones del médico, de realizarme ese examen, me ocasionaron una obstrucción. Llegué a la consulta con los problemas normales de crecimiento de mi próstata para alguien que rebasa los sesenta años. Al salir del estudio tenía un problema serio, era necesario hacer una operación para corregir una hiperplasia prostática benigna. Cambié de médico. Y el nuevo médico, aquí en Saltillo, me ordenó los análisis preoperatorios.

Primero el general de orina, el de química sanguínea, una placa torácica y un electrocardiograma, en los que salí bien. Pero luego me mandó a la revisión del cardiólogo para ver si estaba en condiciones de ser operado sin riesgos a la vista. Por las demandas que hay contra médicos y hospitales, ahora hay que hacerse todos los estudios necesarios. Con el cardiólogo la presión me salió 180 / 90 –por instrucciones de mi médico internista me tomo la presión casi todos los días y mi promedio es de 135 / 77–, por lo que me ordenó: Primero una prueba de esfuerzo; segundo una revisión de mi presión por 24 horas (MAPA); tercero un angio-TAC-coronario para revisar posibles obstrucciones en mis arterias; cuarto como el TAC no es muy confiable, según el médico, me ordenó una coronariografía (un cateterismo), para ello me hospitalizaron por 24 horas. Afortunadamente salí bien de todos los exámenes y de la operación.

La consulta, sin haber llegado al 2025, ya cambió totalmente, el médico no realiza el diagnóstico basado sólo en sus conocimientos. En este mes y medio estuve en cuatro hospitales, en el Ángeles de Torreón; en la Clínica del Magisterio, en el Hospital Universitario y en el Muguerza de Saltillo. Mi recorrido hospitalario fue más largo y costoso por los exámenes que por la operación.

jshv0851@gmail.com

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